síntomas que enlistamos a continuación:
El equipo funciona más lento de lo común.
El sistema operativo Windows no responde o se bloquea frecuentemente, debiendo reiniciarlo para continuar trabajando.
El equipo se reinicia solo y sin razón aparente, por lo que no puede ejecutarse normalmente.
Algunas aplicaciones de software instaladas en el equipo no funcionan adecuadamente o se cierran inesperadamente.
El sistema operativo denega el acceso a discos duros locales o unidades de almacenamiento extraíble.
Es imposible imprimir documentos de forma correcta.
Aparición de mensajes de error muy poco comunes y relacionados a procesos y archivos del sistema.
Aparición de menús y cuadros de diálogos distorsionados.
Es importante recalcar que estos síntomas no siempre son indicios de la presencia de virus y malware en el sistema, dado que pueden deberse de igual forma a problemas con los componentes de hardware o una incorrecta configuración de los mismos.
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